Se desarrolló un plan de ampliación por etapas que permite mantener la operación académica sin interrupciones, respetando la circulación y el uso de los espacios existentes como base de planificación. Cada etapa fue diseñada para garantizar seguridad, accesibilidad y continuidad de clases, prácticas y exámenes.

Se definieron zonas funcionales estratégicas dentro del edificio:

• Aulas y laboratorios: espacios educativos listos para recibir nuevas generaciones, con distribución flexible que facilita la adaptación a distintas actividades académicas.
  
• Áreas administrativas y de apoyo: ubicadas para optimizar la gestión interna y el flujo de estudiantes y docentes.
  
• Circulaciones y áreas comunes: delimitadas para garantizar seguridad y confort durante la ejecución de la obra.

Se implementaron medidas de gestión de riesgos y coordinación de contratistas, anticipando interferencias, optimizando recursos y controlando plazos, sin afectar un solo día de la actividad académica. Además, se planificaron áreas de servicios y maniobras temporales para mantenimiento y abastecimiento durante la obra.

El proyecto combina precisión técnica con empatía por el entorno universitario, asegurando que cada intervención contribuya al crecimiento académico sin comprometer la experiencia educativa ni la seguridad de los usuarios.